sábado, 30 de julio de 2016

7 de febrero de 2013

Hoy 7 de febrero de 2013 a las 5 de la mañana no podía dormir mas, y no hay nada mas fastidioso para mi que estar en la cama con ganas de dormir y no poder lograrlo y se me ocurrió no prender ninguno de los aparatos de tv, (tengo uno en todos lados), sino prender la computadora para echar un cuento de cuando yo era muchacho. Me levante y me fui a la cocina aterrado a prepararme el primer café del día, se preguntaran ¿aterrado? ¿por qué?; por el chiripero que hay en ella, he mandado a limpiarla, le he echado todos los productos habidos y por haber y nada que mueren, se multiplican. Bueno me preparé mi café en la cafetera nueva por cuando una señora amiga que vino a casa botó el filtro en la basura porque ella creía que era desechable. El cuento antes que se me olvide, desde muy niño me gustó correr, jugar beisbol, fusilado, policía y ladrón, (siempre quería ser el ladrón para correr más y que los policías no pudieran agarrarme, hasta que un día se creó en mi barrio el Cementerio un movimiento deportivo que llamaron “El Atlántico”, el nombre no se de donde vino, pues bien un día nos llevaron a todos los zagaletones en un camión de estacas previo permiso de nuestros padres al Estadio Nacional del Paraíso. Recuerdo que era un sábado, imagínense yo en el templo de Brígido Iriarte, Mauricio Rodríguez, Enrique Isturiz, Guillermito Gutiérrez, Filemón Camacho, Francisco Córcega, las hermanas Rivero, Josefina y Dora, Josefina Romero y pare de contar, que alegría sentía al estar allí. Una tarde salí del Estadio al Parque de los Caobos, lo conocía por fuera porque me iba a patinar en las misas de aguinaldos con mis amigos, pero no lo conocía por dentro, el interés de ir ahí fue porque me habían dicho que había una pista de atletismo y como en efecto la había pero era una sola recta. Me llamó mucho la atención la cantidad de jóvenes practicando baloncesto, gimnasia (barra fija) anillas y potro; no habían mas aparatos (todo al aire libre). El entrenador recuerdo que era de apellido Rodríguez, los que hacían ejercicios con pesos lo hacían con pesas de hechas de cemento con latas de leche KLIM, los jugadores de voleibol y lo que me llamó más la atención fueron dos cosas, a un hombre que hacia gimnasia en esos aparatos sin protección alguna (colchonetas por ejemplo) por su contextura física, después supe que su nombre era German Garrido y que no solo hacia gimnasia sino todos los deportes y lo otro a los jugadores de baloncesto porque hacían todo de una manera tan disciplinada al mando de un señor, mal encarado, gritón. Esas horas no fueron las únicas en el Parque Los Caobos, fueron muchas que me llevaron a hacer amistad con los basquetbolistas, Francisco Paco Diez, los hermanos Bolaños, Cecilio, Manuel y Enrique, Pototo Ostos, Orlando Benavides, a Tarzan Herrera, a Armando Naranjo (el periodista y a su hermano a quien llamaban “nene” y medía como 2 metros, a los hermanos Raytler, ahhhh y a un personaje que lo llamaban el “loco Willy” no se porque, porque de loco no tenía nada. Algunas noches nos íbamos todos a un restauran muy famoso para la época a tomar refrescos, por la Av. Andrés Bello creo, otras cada uno a su casa. Me acuerdo que la mayoría de las veces me venia caminando, la ruta, la avenida de los Estadios Universitarios, Av. Roosevelt, la Nueva Granada, la Gran Colombia, el Nuevo Prado y llegaba a mi casa agotado pero feliz para en la mañana temprano el ritual de mi mama y mis hermanas a revisarme las manos, las uñas, el aliento de la boca; los zapatos el guarda polvo y los chicharrones y a las 7 am ya estaba en la Escuela Francisco Pimentel para recibir clases, fueron muchas vivencias para tan corta edad, pero me han hecho tan feliz y a la vez desdichado al ver como hoy día nadie, mucho menos los muchachos puedan tener la libertad de desplazarse por la ciudad y conocer su Caracas por miedo a que lo maten o abusen de ellos. El Sr, Gruñón era un hombre muy querido en el deporte, maracucho, después que lo conocías no había manera de dejar de ser su amigo, Gastón Portillo, que como cosas de la vida al pasar los años fui su Jefe en la Universidad Simón Bolívar, hasta que le conseguí su jubilación de Educación con la esposa de un gran amigo y compadre…..hasta aquí el cuento, son las 6 de la mañana... buenos días a todos!!!

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