lunes, 23 de enero de 2017

Breve historia sobre "El busto de Brígido Iriarte" situado en el Estadio que lleva su nombre - por Héctor López García.




Breve historia sobre "El busto de Brígido Iriarte" situado en el Estadio que lleva su nombre.

El Busto del Padre del atletismo venezolano, como lo hemos denominado desde hace mucho tiempo "Brígido Iriarte" ha sido objeto de muchas reverencias y honores, incluso devoción "porque no decirlo" especialmente de parte de atletas que le han dado mucha satisfacciones a Venezuela. 

Algunos atletas han ocupado cargos dirigenciales con mucho acierto como es el caso de nuestro estimado y siempre apreciado amigo el Profesor John Muñoz, Embajador eterno del atletismo venezolano quien supo desde la dirección de deportes de esa honorable casa de estudios como lo es la Universidad Simón Bolívar y más tarde cuando ocupó la máxima rectoría del deporte capitalino, rendir los más significativos honores a los patriarcas de nuestro deporte como lo fueron Asnoldo Devonish y Brígido Iriarte.

¿Cual es la historia del mencionado busto, Quien lo mandó a Cincelar? 

Quién más, el busto de Iriarte lo mandó a esculpir el Profesor John Muñoz en 1989.

Si el mismo que calza y viste, el mismo que una vez visitó el Museo de la Historia de los próceres americanos en Washington y luego dio origen conjuntamente con el Dr, Nelson Rodriguez a la idea de crear lo que es hoy Salón de la Fama del Atletismo Venezolano y el Reglamento para ingresar al mismo, un trabajo digno de reconocimiento para que las nuevas generaciones conozcan a los atletas de pista y campo que si han enaltecido la PATRIA.

Esta es la historia del atletismo venezolano y de sus grandes protagonistas.

viernes, 20 de enero de 2017

YMCA, los 60 y el Muro - Héctor Becerra - Tal Cual – noviembre 2014

YMCA, los 60 y el Muro

John Muñoz y Gustavo Ávila, dos de los más exitosos atletas que hayan representado alguna vez los colores venezolanos en el exterior, fueron reconocidos con el premio Buen Deportista YMCA 2014. El anuncio fue divulgado la tarde del viernes, en plenos preparativos para la celebración este sábado del primer cuarto de siglo de la caída del Muro de Berlín. Personajes y hechos distantes, pero que en su medida marcaron época a partir de los agitados años 60. Siempre los 60. El premio y el muro, de alguna manera, fueron una excusa perfecta para entrelazar aquí estas expresiones sobre la década que "cambió al mundo" ¬con la venia de los otros decenios¬ y de la cual fuimos testigos en pleno desarrollo. Cierto, estos "héroes" del deporte criollo que hoy son objeto de homenaje brillaron con mayor intensidad cuando mal nacía la Cortina de Hierro, nefasta estructura que partió en dos a Alemania hasta 1989 y que representó para la humanidad mucho más que una pared divisoria de concreto. Este texto, aunque lo parezca, no es traído por los cabellos. El muro fue levantado por orden de la fenecida Unión Soviética en 1961 y su primera gran demostración de rechazo masivo, a nivel de concentración al aire libre, fue el discurso pronunciado desde el balcón del ayuntamiento de Berlín por John F. Kennedy, presidente de Estados Unidos, el 26 de junio de 1963, apenas cinco meses antes de que fuera asesinado en Dallas. Las palabras del mandatario, ante una multitud calculada en 400.000 personas, se robaron el show. Lo que sigue es un extracto de aquella joya oratoria: "Hay mucha gente en el mundo que dice no comprender cuál es la gran diferencia entre el mundo libre y el mundo comunista. Dejad que vengan a Berlín. Hay algunos que dicen que el comunismo es el movimiento del futuro. Dejad que vengan a Berlín. Y hay quien argumenta que el comunismo es un sistema maligno, pero permite nuestro progreso económico. Dejad que vengan a Berlín". Y este es otro: "Todos los hombres libres, dondequiera que ellos vivan, son ciudadanos de Berlín. Y por lo tanto, como hombre libre, yo con orgullo digo estas palabras: yo también soy berlinés". En los registros históricos se tiene a este discurso como un modelo de la más alta política, producto de un estadista de lujo en el apogeo de la Guerra Fría. Agregaríamos desde aquí que también es una muestra excepcional de liderazgo y desafío al autoritarismo, ya que del otro lado, apenas a metros, los guardias rojos lucían su intimidante armamento. ¿Qué tiene que ver esto con nuestros deportistas premiados? En realidad, nada que lo relacione directamente con el acontecer político. Pero sí mucho con la época. Entre 1961 y 1963, Muñoz, curiosamente un John como Kennedy, formó parte del equipo que representó a Venezuela en los II Juegos Atléticos Iberoamericanos de 1962, evento disputado en España y que marcó el nivel más alto jamás alcanzado por el atletismo nacional, traducido nada más y nada menos que en la conquista del campeonato. Muñoz, saltador largo, fue miembro de esa victoriosa delegación conformada por 18 atletas y que conquistó cuatro medallas de oro para alzar el título, superando en duro desafío a equipos de 11 naciones (Argentina, España, Portugal, Brasil, Puerto Rico, Guatemala, Chile, Colombia, Perú, Cuba y Uruguay). Fue tal el liderazgo y la calidad exhibida por aquellos competidores de pista y campo, entre quienes se encontraban tipos como Rafael Romero, Hortensio Fucil, Héctor Thomas, Víctor Maldonado y Arístides Pineda, que fueron bautizados con el apropiado remoquete de "superdotados". Así como Muñoz mostró sus dotes de triunfador en los años 60 ¬a su medalla de bronce en los Iberoamericanos se une la de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Caracas 1959, además con un salto récord que perduró durante 27 años¬ Ávila, el otro ganador del premio YMCA, fue igualmente uno de los grandes en lo suyo: conduciendo caballos de carrera. Este maestro de las pistas sacó la cara por los jinetes venezolanos en una época dominada por los hockeys foráneos, en particular los del cono sur. Así como Kennedy desde su puesto de gobernante y Muñoz en rol de atleta bregador, el "Monstruo" Ávila impuso su jerarquía a la hora de la verdad, sin que se le enfriara el guarapo. Ganó 1.472 carreras entre 1954 y 1985, la mayoría en el Hipódromo La Rinconada, orgullo pasado de la hípica de este país y hoy vuelto añicos, como muchas otras cosas de nuestra actualidad revolucionaria. Dos actuaciones en particular son icónicas de la calidad de este paisano: su triunfo con el caballo Victoriado en el I Clásico Internacional del Caribe corrido en Puerto Rico en 1966 y las victorias con el ejemplar Cañonero en las dos primeras pruebas de la Triple Corona de EEUU, el Kentucky Derby y el Preakness Stakes en 1971. Si Muñoz (en el campo aficionado) y Ávila (en el profesional) se merecen el premio Buen Deportista YMCA, no hay ninguna duda. Sus hazañas y conducta dentro y fuera de la cancha obedecen a los postulados que esta organización internacional establece para otorgar el reconocimiento, instaurado en Venezuela desde 1954. Nunca es tarde para honrar a quien honor merece, como tampoco nunca será tarde para echar al traste lo que no sirve. Si no lo creen los que se sientan aludidos, que lancen una mirada al muro de Berlín.
Héctor Becerra - Tal Cual – noviembre 2014

miércoles, 18 de enero de 2017

Estadio Nacional en Ruinas - 2017




Ministerio de la Familia. Instituto Nacional de Deportes. Dirección de Deportes del Distrito Federal.
La Dirección de Deportes del Distrito Federal al Estadio Brígido Iriarte en reconocimiento como la "Instalación" deportiva del año 1989 por el excelente mantenimiento y utilización dada en el presente año.
Caracas 29 de enero de 1990
Prof. John Muñoz
Director de Deportes

viernes, 6 de enero de 2017

JUEGOS SURAMERICANOS DE CALI 1965


En la gráfica un grupo con el corazón de acero: Fucil, Gisela Vidal, Dalia Quintero, Caravaca, Luis Bello, Kako Brea, Bob Alfonzo, Bonas, Enrique Alfonzo, Emilio Romero, Florentino, Lazar, Tito Bracho y Muñoz.

lunes, 2 de enero de 2017

Brindis por la inauguración del Programa de los Parques de Recreación Dirigida del Consejo Venezolano del Niño - 1959

De izquierda a derecha: 
Primera fila:  Romualdas Malkis, John Muñoz, Prof. Daniel Dubut, Leopoldo Oropeza, Rafael Romero. 
Segunda fila: Luis Bello Donaire, José de Jesús Miliani. 
Tercera fila: Enrique Rojas, Jesús Rafael Longa, Luis Oretga Ruiz y Gustavo Ochoa