domingo, 5 de febrero de 2017

Una carrera prodigiosa. La primera medalla olímpica del país la otorgó el atletismo venezolano


lunes 23 de abril de 2007 - EL UNIVERSAL
JOHN MUÑOZ

No se puede hablar sobre el atletismo de los últimos 98 años en Venezuela, sin mencionar a la industria petrolera. Con la aparición de los campos petroleros comienza el deporte nacional a organizarse, bajo el auspicio de la compañía holandesa Shell y la Creole norteamericana. Venezuela inicia así una actividad deportiva permanente, basada en valores y normas y con un sentido amplio de la comunidad, lo cual incluía a todos los empleados de la incipiente industria. En ese escenario se realizan los inolvidables Juegos Deportivos Shell y las Olimpiadas de la Creole, llenando su plantilla de pista y campo con los mejores atletas de entonces, convertidos en ídolos de hoy: Asnoldo Devonish, Harold Saladin, Juan "Chapi" Leiva, Alfonzo Bruno, Guillermo Rocca, Emilio Romero, Teófilo Davis Bell y José Encarnación "Pachencho" Romero. 

De todas estas glorias del deporte zuliano, Asnoldo Devonish pasó a integrar la delegación de Venezuela a los Juegos Olímpicos de 1952 en Finlandia, en la ciudad de Helsinki. Ignorando el inclemente frío, se hace merecedor de la presea de bronce al obtener el tercer lugar, con una extraordinaria marca de 15 metros 52 centímetros en la especialidad de salto triple. Devonish se convierte así en el primer atleta venezolano en ganar una medalla olímpica. 

En ese tiempo brillaba también en el pentatlón y el salto con garrocha Brígido Iriarte, campeón suramericano y centroamericano y uno de los mejores multiatletas de Venezuela. La década de esplendor se vive en los años sesenta, cuando destacan atletas de la talla de Héctor Thomas, Arquímedes Herrera, Rafael Romero Sandrea, Hortensio Fusil, Lloyd Murad, Clive Bonas, Jimmy Maldonado, Gisela Vidal, Lancelot Bob, Arístides Pineda, Ramón Bastardo y Roberto Caravaca, entre otros. Antes, en 1958, nace un grupo de atletas que se preparaba para los Juegos Centroamericanos de Caracas, a quienes la prensa deportiva llamó "los Superdotados". 

Horacio Esteves integró ese selecto grupo que haría brillar a Venezuela en campeonatos suramericanos, bolivarianos, panamericanos, iberoamericanos y olímpicos. Horacio gana su primera medalla de plata en 100 metros planos en esos Juegos Centroamericanos celebrados en Caracas en 1959, y medalla de oro en el relevo de 4x100, acompañado de Rafael Romero, Lloyd Murad y Clive Bonas. 

En los Juegos Iberoamericanos de Chile de 1960 repite medalla de plata y oro en el relevo de 4x100 metros, y en esa misma época en los Juegos Bolivarianos de Barranquilla se impone al obtener oro en 100 metros y plata en 200 metros, además de dos de oro en los relevos de 4x100 y 4x400 metros. Ese mismo año (1960), se convierte en el primer atleta suramericano en alcanzar una semifinal en la carrera de 100 metros planos en los Juegos Olímpicos de Roma. 

Es Horacio Esteves uno de los grandes ídolos del atletismo venezolano y el tercer hombre en el mundo en correr la centena en 10 segundos clavados en 1964. El estadio de Vallehermoso de Madrid acogió en octubre de 1962 los II Juegos Atléticos Iberoamericanos. Allí, en la competencia por equipos se impuso Venezuela con un punto de ventaja sobre Argentina y España, siendo el atleta más destacado "la Saeta Venezolana", Rafael Eusebio Romero Sandrea, al ganar cómodamente dos de las carreras más emocionantes del atletismo como son los 100 y 200 metros planos. 

En España aún se recuerda a Romero como uno de los más grandes corredores de velocidad en una pista atlética. Nunca olvidaremos la emoción en la ceremonia de clausura, cuando se nos proclamó campeones y el Generalísimo Francisco Franco entregó el trofeo al equipo del cual formé parte y donde obtuve la medalla de bronce en la especialidad de salto largo. Apenas veinte atletas hombres y la única mujer del equipo, Gisela Vidal, representados por Eduardo Alfonzo, realizan una de las hazañas más grandes del deporte venezolano en el exterior: campeones de Iberoamérica. 

En la década de los 80 sin lugar a dudas el atleta de pista y campo más destacado fue el semifondista William Wuyke, quien brilló en los escenarios de Estados Unidos y Europa en la distancia de 800 metros planos, y aún aparece en el ranking suramericano en posición cimera con un tiempo de 1:43:54. Atletas de nuevo cuño se convierten en ídolos en los últimos años: Néstor Nieves, ganador de la medalla de oro en los 3.000 metros con obstáculos en los Juegos Panamericanos celebrados en Santo Domingo en 2003; la hermosa atleta juvenil Keisa Monterola, ganadora de la medalla de plata en el Campeonato Mundial de Atletismo realizado el 14 de junio de 2005 en Marruecos, con una excelente marca de 4 metros con 30 centímetros en salto con garrocha y el lanzador de bala Yoger Medina, medalla de oro en los Juegos Iberoamericanos de Ponce, Puerto Rico, en 2006. Son ídolos, héroes y heroínas del atletismo que han sido reseñados durante la larga historia de este prestigioso diario, junto a muchos otros que deberían estar en este breve recuento. 

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