miércoles, 22 de febrero de 2017

Rafael Romero: “Me siento orgulloso de nuestros atletas” - Por: Juan Pablo Azuaje





Estar en unos Juegos Olímpicos es ya un triunfo. Así lo ve Rafael Romero Sandrea, quien representó al país en las ediciones de Melbourne 1956 y Roma 1960 en el atletismo. Para este zuliano, quien fue bautizado como el “El hombre de la salida perfecta”, recuerda cómo fue su participación en la cita universal y las vivencias que tuvo.
“Estar es unos Juegos Olímpicos es maravilloso, porque llevas en tus hombros la responsabilidad y el honor de todo un país que se alegra por lo que tu haga”, dijo Romero, quien tuvo además el honor de ser el abanderado nacional en la justa de Roma 1960, para la que recibió el tricolor de manos del dictador Marcos Pérez Jiménez.
Momento histórico
“A Pérez Jiménez todo el mundo le tenía miedo y yo cuando me paré al lado estaba temblando, Él me dijo ‘negrito ya tu sabes lo que tienes que hacer’ y yo lo miré con mucho susto y tomé la bandera”, relató Romero. Siguió: “Pero fue impresionante cuando salí al estadio y ver más de 60 mil almas viéndonos desfilar se me hizo un nudo en la garganta. Aquí en Venezuela no tenemos estadios así y uno se siente chiquitico, pero con muchos deseos de dar lo mejor para ganar y que el país se sienta orgulloso”.
Romero llegaba a Roma como uno de los rivales a vencer luego de colgarse la medalla de oro en el Panamericano de Brasil, así como venía de subir al podio en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, al igual que en el Iberoamericano.
Formó parte del relevo 4×100 venezolano, ese mismo que hasta la actualidad es considerado el mejor de la historia del país. Se encontraba conformado por Arquímedes Herrera, Horacio Estévez y Lloyd Murad; en tanto que Hortensio Fusil era el suplente de la posta.
Honor
“Para mí fue maravilloso pertenecer a ese equipo. Queríamos ser los más veloces y para eso trabajamos. Llegamos a la final y era impresionante. De eso tengo ahora gratos recuerdos”, rememoró Romero.
Esta gloria deportiva recuerda también como era la manera en la que debían vivir para poder cumplir con sus entrenamientos.
“Nosotros no teníamos comida ni nada de esas cosas, solo ganas de triunfar. Yo recuerdo que viviendo en Caracas no tenía para comer y bajaba siempre del cerro y llegaba a una arepera en El Paraíso que se la mantenía full de gente. Pedía una arepa y un 3 en 1, me la daban comía y me iba sin pagar. De verdad me daba pena, pero tenía que hacerlo. Un portugués era el dueño y era muy serio”, señaló.
Continuó: “Cuando regresé con las medallas que gané, si mal no recuerdo del Iberoamericano fui de nuevo a la arepera, como todos los días, porque tenía la medalla, pero no plata para pagar. Recuerdo que cuando entré el portugués pidió un aplauso para mí y dijo ‘a este muchacho siempre lo he alimentado yo’, me dio mucha risa, porque comprendí que él se daba cuenta que yo me iba sin pagar y no decía nada. Por el contrario me estaba ayudando”.
Ahora Romero mira al pasado y sonríe, pero observa el presente y recomienda a los atletas venezolanos que sigan trabajando.
“Ahorita la situación es dura, pero hay más facilidades que las que nosotros podíamos tener. A los atletas les digo que me siento muy orgulloso de ellos y que le pongan mucho ánimo y empeño para que lleven los colores de Venezuela siempre en alto”, destacó.
Rafael Romero escribió su nombre en las páginas del deporte nacional y ahora espera celebrar junto a quienes tienen el honor de vestir el tricolor en las competencias internacionales.
Por: Juan Pablo Azuaje

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