viernes, 30 de septiembre de 2016

Educación física, deporte, ciudadanía







Educación física, deporte, ciudadanía

Las evidencias históricas denotan que el proceso educativo constituye la menta indispensable y eficaz de elevar la calidad de vida de los seres humanos.
Está demostrado que un proceso educativo, democrático e integral conducido pedagógicamente es respetuoso de las diferencias individuales y toma en cuenta las circunstancias específicas (entorno) del país.
La educación como proceso bidireccional (estudiante-docente) ofrece al ser humano la oportunidad de desarrollar sus potencialidades y de dar la información valores que la humanidad ha logrado.
Obviamente la integralidad de la educación comprende (abarca) el movimiento corporal, la educación de lo físico, la corpórea de nuestra realidad. El cuerpo constituye parte inherente e indispensable de nuestra existencia vivencial.
Educar a través del movimiento corporal, (el movimiento como agente educativo) es formar, desarrollar y preservar una persona saludable, apta, respetuosa, altruista y sociable.
Una persona capaz de disfrutar del movimiento y apreciar sus beneficios corporales, emocionales e intelectuales.
La educación física no se circunscribe a lo biológico y psicomotor, sino que aporta además conocimientos y valores, es decir, aprendizajes psicomotores, afectivas e intelectuales.
Es una responsabilidad ineludible de un estado democrático atender a los ciudadanos, especialmente a niños y jóvenes con una educación integral que abarque la educación intelectual y del movimiento.

Deporte

El deporte cuando se emplea para elevar la dignidad humana, tiene valores significativos que aportan en una sociedad democrática.
La historia ha demostrado que los regímenes totalitarios al irrespetar al ser humano, lo utilizan como instrumento para justificar sus inciertas y débiles premisas políticas.  Sobran ejemplos en la historia contemporánea donde no sólo los adultos, sino también niños y jóvenes han sido preparados y exigidos irrespetando sus personalidades y lazos familiares, para presentarlos ante el mundo como ejemplos del “nuevo hombre” que el sistema político pretende enaltecer.
Para los demócratas sensatos, el deporte ha de significar alegría, bienestar esfuerzo, disciplina y superación, dentro del respeto a la familia, la superación, dentro del respeto a la familia. Las diferencias individuales y los valores perdurables.
El verdadero deporte enaltece la dignidad humana; no utiliza a las personas a las personas para propósitos aberrantes, más bien sirve para que los ciudadanos se eleven y logren su pleno desarrollo, su realización positiva como dirían los griegos “ojalá llegues a ser el que eres”, es decir, la persona que hay en ti.
El poeta venezolano Elías Calixto pompa, en una de sus hermosos versos escribió: ” estudia y no serás cuando crecido el juguete vulgar de las pasiones, ni el esclavo servil de los tiranos”.

Ciudadanía

Ser ciudadano es la posibilidad que ofrece una sociedad verdaderamente democrática.
A todas las personas que por ventura tienen lazos culturales y comparten una comunidad nacional, es decir un país. El verdadero ciudadano ha de desarrollarse como persona y compartir los deberes y derechos de su entorno socio-cultural.
La solidaridad ciudadana conlleva el respeto mutuo, el apoyo recíproco, la identificación con valores culturales y el esfuerzo continuo por elevar la calidad de vida propia y la de sus semejantes.
La educación, el deporte, la ciencia y el trabajo digno son factores reales intrínsecos y relevantes en una sociedad democrática.
La convivencia ciudadana existe plenamente cuando hay libertad, cuando las personas han de respetar y ser respetados dentro de un marco de igualdad y tolerancia.

Son estas las aspiraciones de quienes deseamos superar los obstáculos, enmendar las fallas y avanzar con optimismo, disciplina, perseverancia y decisión hacia un posible país. A una nación democrática de verdaderos ciudadanos.

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